Comentario
Motín que hubo contra Cortés, y el castigo
Hubo muchos en el campamento que murmuraron de la elección de Cortés, porque con ella excluían de aquella tierra a Diego Velázquez, cuyas partes tenían, unos como criados, otros como deudores, y algunos como amigos; y decían que había sido por astucia, halagos y sobornos; y que el disimulo de Cortés en hacerse de rogar para que aceptase aquel cargo, fue fingido, y que no pudo ser hecha ni debía valer tal elección de capitán y alcalde mayor, sin autoridad de los frailes jerónimos que gobernaban las indias, y de Diego Velázquez, que ya tenía la gobernación de aquella tierra de Yucatán, según fama. Cortés se enteró de esto; se informó de quién levantaba la murmuración; prendió a los principales y los metió en una nao; mas después los soltó por complacer a todos, que fue causa de empeorar, por cuanto aquellos mismos quisieron después alzarse con un bergantín, matando al maestre, e irse a Cuba con él, a avisar a Diego Velázquez de lo que pasaba, y del gran presente que Cortés enviaba al Emperador, para que se lo quitase a los procuradores al pasar por la Habana, juntamente con las cartas y relación, para que no las viese el Emperador y se tuviese por bien servido de Cortés y de todos los demás. Cortés entonces se enojó de veras. Prendió a muchos de ellos, y les tomó sus dichos, en que confesaron ser verdad aquello. Por lo cual condenó a los más culpados, según el proceso y tiempo. Ahorcó a Juan Escudero y a Diego Cermeño, piloto. Azotó a Gonzalo de Umbría, que también era piloto, y a Alonso Peñate. A los demás no los tocó. Con este castigo se hizo Cortés temer y tener en más que hasta allí; y en verdad, si hubiese sido blando, nunca los hubiese señoreado, y si se descuidara, se perdiera; porque aquéllos hubieran avisado con tiempo a Diego Velázquez, y él hubiese tomado la nao con el presente, cartas y relaciones; pues aun después la procuró tomar, enviando tras ella una carabela de armada, pues no pasaron tan secretos Montejo y Portocarrero por la isla de Cuba que no se enterase Diego Velázquez a lo que iban.